– Tu mente: Tú, deportista, ¿te entrenas?
– Tu cuerpo: Sí, todos los días. Voy al gimnasio tres veces por semana; nado, corro, monto en bicicleta, paseo por el monte…
– Tu mente: ¿Entonces llevas una correcta planificación de tu temporada para conseguir tus retos?
– Tu cuerpo: ¡Por supuesto! En cada competición mejoro; alguna que otra vez me ha salido peor, pero sé que todo es mejorable.
– Tu mente: ¿Qué pasa conmigo? ¿Te estás entrenando por dentro?
– Tu cuerpo: ¿Qué dices? ¿Por qué tengo ahora que entrenarte a ti?
“Entrenarse por dentro” quiere decir, mirar hacia dentro y… sentir. Escuchar tu cuerpo, mentalizarte, ordenar en tu cabeza todo lo que te pase por ella. Tienes que hacer de la mente una esponja, absorber todo lo que puedas y dejarlo almacenado dentro de ti. Cuando almacenas en tu interior ideas, pensamientos, sueños, objetivos e imágenes…haces que todo ello se convierta en uno de los mejores viajes de tu vida.
Se cumplirán tus propósitos; lo que te propongas. La mente es más fuerte que el cuerpo. Entrénala y verás qué fácil sale todo; hasta puedes dedicarle menos tiempo a tu cuerpo, porque mente y cuerpo van unidos. Tu cuerpo se tiene que ir adaptando a lo que vayas introduciendo en tu mente.
Pasarás por muchas fases que te obligarán a introducir cambios: tu mente tiene que estar preparada para acompañar a tu cuerpo. Si haces las cosas rápido, no durarás mucho en este viaje. Por el contrario, si tienes paciencia y sabes escuchar a tu cuerpo -porque tienes cabeza-, llegarás donde te propongas y, lo más importante, te mantendrás allí. A veces lo difícil no es llegar, sino saber mantenerse. Tu mente lo es todo; si la tienes entrenada, tu cuerpo la acompañará.
Cada objetivo que te vas marcando en tu vida son pequeños pasos y pequeñas pruebas que vas a ir superando para lograr tu gran reto. Para llegar a lo más alto hay que pasar por unas fases: irás ascendiendo porque mejorarás; de repente te estancas, sigues avanzando y te caes y vuelves para atrás, pero te levantas y sigues tu camino. ¿Qué camino? El que has visualizado. Aquí está el truco para seguir avanzando. Si tienes paciencia, y cabeza, y crees en ti, llegarás. Los fracasos son la escuela donde se enseñan y, más importante aún, se aprenden los triunfos.
Nadie mejor que tú conoce tu cuerpo; sabes dónde están tus límites, porque lo has aprendido. Pero te falta algo: tienes que saber que te queda mucho por aprender para disfrutar del deporte. ¿Sabes qué es? Sí, lo has adivinado: la humildad. Reconoce lo que te ordena tu entrenador. Créele. Él ya pasó por ahí.
Trabaja, sé constante, ten ganas, pero sobre todo prepárate mentalmente. Tu preparación empieza en la mente.
Es bueno estar solo, escoger un sitio que te relaje, tumbarte en la cama con tu música favorita y empezar a mentalizarte. Estudia tu cuerpo; nadie mejor que tú sabe cómo es y cómo responde; trabaja tu cabeza; cierra los ojos e imagina. Imagínate dónde te quieres ver. Forma en tu pensamiento lo que quieres de ti y represéntalo en imágenes. ¡Visualiza! ¿Sabes qué respondió Magic Johnson –sí, el número 1 de la NBA (USA), el de Los Ángeles Lakers- cuando le preguntaron el secreto de encestar? Dijo: “Cuando voy a tirar, veo el balón entrar en la canasta”. Eso es visualizar. Positivo. “Si no lo veo dentro, no tiro”. Ganador.
Colócate donde tú quieras llegar. Represéntate cómo vas a hacer la prueba; los sitios por donde vas a pasar; los obstáculos que te puedes encontrar; las dificultades que se pueden añadir; si te va mal la prueba, si te va bien. Imagina todo eso. Eso es visualizar la situación y visualizar es prepararte mentalmente. Comienza el mejor viaje de tus sueños hechos realidad. ¡A ganar! Pero con humildad, ¿eh?
Dedica tiempo a preparar tu cuerpo, pero no descuides tu mente.