Para estar “fuerte” o para estar en forma, basta con ejercitarse de la manera adecuada, ¿cuál es esa?… con un profesional junto a ti y con un buen programa prescrito por el mismo. No tenemos ningún problema para decir que un ejercicio es malo o bueno cuando se encuentra descontextualizado, esto es así porque no existen ejercicios buenos o malos, sino buenas o malas prescripciones o programaciones del entrenamiento. A menudo, cuando una persona se ejercita por su cuenta, hace una búsqueda rápida y cómoda por Internet y encuentra lo que a su criterio son ejercicios que se amoldan a sus objetivos o a su meta de entrenamiento, craso error.
No basta con el “ojímetro” del cuñado. Cuando hablamos de valoración funcional, hablamos desde las ciencias del ejercicio físico de aquellos test que ayudan al entrenador/a a saber en qué estado se encuentran las principales estructuras que van a ser afectadas por el entrenamiento, al menos en las primeras sesiones. Partes de nuestro cuerpo bien definidas ya por la ciencia, como por ejemplo; la salud de tu columna vertebral, la salud de la cintura escapulohumeral (hombro) o la capacidad de generar fuerza que se tenga en la cadera o la también llamada báscula lumbopélvica.
El Fitness cardiorrespiratorio que se posea también es vital para la salud de cualquier persona, pero para mejorar su función a veces el papel de la fuerza sobre aquellas estructuras anteriormente citadas es fundamental, para poder desarrollar su capacidad cardioventilatoria sin riesgo de lesiones por sobrecarga o estrés articular.
A estos menesteres sólo puede atender un educador físico, el cual pondrá en práctica todas las herramientas necesarias para llevar a cabo estas valoraciones o test de inicio, que servirán de prólogo para el adecuado programa de entrenamiento que te aleje de la enfermedad y te mejore la calidad de vida.
Isaac Rojas Rivero
(Colegiado núm. 54452)