En las personas “supervivientes del cáncer” (definición propuesta por la NCCS, National Coalition for Cancer Survivorship, como la situación que se da desde el momento del diagnóstico hasta el final de la vida) al menos el 33% de la fatiga crónica y de la mala condición física se debe a la inactividad física inducidas por el tratamiento (quimioterapia, cirugía, radioterapia, etc.).

En los últimos años se ha destacado la importancia de la actividad física y el ejercicio físico pautado, como medio para oponerse a muchos de estos síntomas y contribuir a mejorar e incluso a recuperar la calidad de vida en estos pacientes neoplásicos.

En la investigación de Courneya et Al. se propuso un marco de “Actividad física y control del cáncer” (figura 3) que destaca las fases en el curso de un cáncer, donde el ejercicio físico pautado juega un papel muy importante.

Saber más:
https://www.sciencedirect.com/science/article/abs/pii/S0749208107000745

En este se identifican dos períodos anteriores al diagnóstico y cuatro períodos posteriores al mismo, con objetivos y programas diferenciados en cada momento.

La actividad física regular de moderada a alta intensidad (> 3 Mets), se asocia con un menor riesgo para desarrollar cáncer de colon próximal y distal, cáncer de endometrio (en mujeres con sobrepeso / obesidad post-menopáusicas), cáncer de mama, cáncer de próstata, cáncer esófago-gástrico, cáncer de ovario, cáncer renal, cáncer de pulmón y cáncer de páncreas (tabla 2).


En el meta-análisis de Moore et al (2016), dónde se valoraron un total de 1,44 millones de participantes que presentaron 186.932 cánceres, se encontró que el grupo de mayor nivel de actividad física, comparado con el de menor nivel, mostró un menor riesgo de padecer 13 tipos de cáncer (tabla 3).

Saber más:
https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/27183032/

Adamsen et al (2009), demostraron en 269 pacientes con 21 diferentes tipos de cáncer, que el ejercicio combinado (alta intensidad, fuerza, relajación y masaje, 9h por semana durante 6 semanas) redujo la fatiga, mejoró la calidad de vida, aumentó la capacidad aeróbica, la fuerza muscular, capacidad física funcional y el bienestar emocional. Una buena asesoría, personalizada, sobre el ejercicio que mejor se adapta a ti y tus circunstancias, en cualquier caso, se vuelve indispensable para alcanzar los mejores resultados posibles.

Saber más:
https://www.bmj.com/content/339/bmj.b3410

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