A menudo puedes escuchar o leer, cientos de recetas “milagrosas” para los runners (corredores de toda la vida) con toda la buena intención de ofrecer las mejores herramientas o trucos para mejorar los resultados en tu prueba favorita. Sin embargo, no pocas veces, también se mueven detrás de esas recetas, intereses ocultos como vender determinados suplementos estrella, tratamientos pseudopreventivos o potenciadores del rendimiento… que sólo potenciarán como mucho, la salida del dinero de tu bolsillo. Pero no le vamos a dedicar más letras a este tema, centrémonos en tres aspectos fundamentales que simplifiquen y traten de poner el ojo en el centro de la diana.
Punto uno; debes saber que la preparación de cualquier prueba atlética necesita eso, preparación. Y que está demostrado en innumerables publicaciones que el papel del entrenamiento de la fuerza se erige en fundamental en la prevención de lesiones, en la mejora de tus tiempos de carrera y en la mejora de los procesos de recuperación luego de la competición. Aunque depende de las particularidades de cada corredor (disponibilidad temporal, nivel físico, nivel psicoemocional, tu vida diaria, tu trabajo, etc.) podemos decir que con uno o dos días cada semana, dedicados en cantidad y calidad adecuados, mejorarás tu rendimiento. Ejercicios como la sentadilla, los apoyos a una pierna, las subidas al cajón, los trabajos de cadera, de tobillo y de técnica de la carrera en general, aumentan las posibilidades de mejorar tu marca y hacerlo con poco riesgo lesional. Esto nos debe hacer pensar que donde pongo, quito y que no deben ser nuestros entrenamientos un cúmulo de tareas donde cada día debo hacer más y más ejercicios, más kilómetros de pista y más horas. En ese punto acabarás lesionándote por sobrecarga o en el mejor de los casos, sobreentrenado o sobreentrenada. Se trata de grabarnos a fuego esta palabra; optimización.
No siempre “más es mejor”, paradójicamente suele ser a la inversa en esto del entrenamiento atlético. Si lo prefieres “lo óptimo es mejor que más”.
Punto dos; la “gasolina” con la que has estado nutriendo a ese motor, también es clave para el rendimiento como para la prevención de lesiones. Esto es, debes ponerte en manos de un profesional si vas a querer llevar tu organismo a esas cotas de fatiga. ¿Te imaginas un Fórmula Uno con la gasolina de un utilitario? ¡se griparía! Atiende a la calidad aminopeptídica de tu dieta (proteínas), atiende a la calidad de tus carbohidratos (son esa gasolina)…sobretodo de su procedencia, elimina chuches, refrescos azucarados, carbos procesados y por supuesto cero alcohol. Piensa en las grasas como aliadas en la cardio protección como en la prevención de lesiones, no sólo pienses en ellas como los michelines o en el combustible para las pruebas largas, su papel es algo más complejo en nuestra fisiología del esfuerzo. Pon un Dietista Nutricionista en tu vida para preparar una competición. Lo agradecerás.
Punto tres; y no por ponerlo al final es el menos importante, al contrario, es el principal: ¿Cómo te sientes? ¿Llevas días estresado o estresada? ¿no duermes bien últimamente? ¿te sientes anímicamente mal?…pues no toca correr, toca descansar y priorizar pensando en tu salud y en la de los que te rodean. La mentalidad positiva es clave para el éxito, pero no es un interruptor mecánico al que un amigo, un vídeo de Youtube o una canción active como por arte de magia. Es un proceso que en consecuencia acciona ese estado y que es trabajado como otro aspecto más del entrenamiento desde la Psicología del deporte. Teniendo esto en cuenta, cuida de tu salud psicoemocional si piensas en llevar al límite tu organismo, cuídala como del resto de aspectos que forman parte de tu preparación.